La puesta en escena tendrá una estética despojada. En donde el trabajo del actor sea enormemente visible, en una atmósfera bucólica. El espectador será fisgón de las fisgonas. El escenario será central y el público estará distribuido a ambos lados, como si observara un largo y ancho pasillo que representarán los mundos que los personajes habitan. Las reminiscencias a lo líquido estarán presentes, el agua como elemento purificador y transformador. Vehículo del cambio…
El espacio tiempo estará trastocado, y será funcional al relato.
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